Tras 20 años de recorrido cardiólogo aterrizas ahora en la Clínica RC Celta, hace tan solo unos meses para cuidar de los corazones de jugadores de la cantera y del club, pero también de cualquier paciente que acude a la clínica. ¿Cómo valoras esta nueva experiencia y qué te motiva para implicarte en el proyecto?
La verdad es que mi trayectoria en el ámbito público ha sido importante. Empecé haciendo la residencia en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, luego me vine a Vigo – yo soy gallego- donde estuve trabajando en el hospital de Meixoeiro. Luego me fui de jefe de servicio al hospital Montecelo de Pontevedra, fui presidente de la Sociedad Gallega de Cardiología, y la verdad que esto te da una perspectiva del funcionamiento de la sanidad pública. Me decidí a plantear el salto a la medicina privada y el proyecto de la Clínica RC Celta fue muy motivador.
¿Dirías que el corazón está preparado para un deporte de élite? Cuáles crees que son los riesgos que corren los deportistas profesionales y cuáles son las claves para guardar una salud coronaria.
Esto es una gran pregunta. El mensaje es que el ejercicio siempre es saludable, y casi nunca, en ninguna patología cardiovascular, incluso en pacientes enfermos, prohibimos la práctica de ejercicio físico. Otra cosa es el deporte profesional competitivo. Se sabe que en algunos individuos puede haber riesgos de complicaciones, algunas graves y que muchas veces vemos en medios de comunicación.
El corazón está preparado para hacer ejercicio, pero debe hacerse de una forma progresiva y supervisada en muchos casos. En general tiene muchos más aspectos favorables para la persona que lo practica, que riesgos. En cualquier caso siempre conviene, sobre todo para la gente que se inicia en este tipo de actividades, el hacerlo desde una perspectiva controlada.
¿Qué riesgos puede haber? Pues los riesgos, fundamentalmente, dependen un poco del tipo de deportista que analicemos. Por debajo de unos 35 años la mayoría de los problemas que ocurren en el deportista tiene que ver con enfermedades hereditarias, enfermedades genéticas como son la miocardiopatía hipertrófica, la displasia homogénica o algunas enfermedades relacionadas con los canales o con las arritmias que se pueden generar en el corazón.
A partir de los 35 años la causa más frecuente de complicaciones es la presencia de infartos o cardiopatía isquémica que no había dado la cara y que debuta durante un estrés deportivo significativo. Por lo tanto, digamos que estos son los principales riesgos, pero siempre transmitiendo el mensaje, claro y evidente, de que el ejercicio físico siempre es mejor que el sedentarismo o el no hacer una actividad física habitual.
Dentro de las enfermedades cardiovasculares, la cardiopatía isquémica, en particular el infarto, son las que conllevan un mayor riesgo de mortalidad. ¿Podrías decirnos, en rasgos generales, en qué consiste?
La cardiopatía isquémica no es más que la arteriosclerosis. Esto consiste en la obstrucción progresiva de las arterias en diferentes territorios del cuerpo que por su importancia a nivel cerebral puede producir un ictus, o a nivel cardíaco un infarto o una angina de pecho.
La arteriosclerosis no es más que un proceso degenerativo, obstructivo, progresivo donde el depósito de colesterol dentro de la pareja arterial -promovido por diferentes factores como pueden ser la hipertensión arterial, el tabaquismo, la diabetes, la obesidad, el estrés- va produciendo una obstrucción progresiva de la luz arterial impidiendo el paso de sangre.
En el momento en el que ese paso de sangre es insuficiente para las necesidades que requiere el corazón (bien porque está haciendo ejercicio en ese momento o bien porque se obstruye completamente la arteria por un trombo) se produce la falta de oxígeno en el territorio que irrigaba esa arteria y las consecuencias pueden ser devastadoras. Desde simplemente tener una angina de pecho y un dolor que tiene unas características muy típicas, un dolor opresivo en el centro del pecho que dura unos minutos y que se va hacia los brazos, o incluso una arritmia fatal y que hablemos de una muerte súbita, de alguien que se desploma y se muere de forma irremediable si no está ayudado por alguien.
Otro de los grandes caballos de batalla, es la insuficiencia cardiaca, ¿Cuál es tu misión en este tipo de patologías?
La insuficiencia cardíaca es la epidemia que tenemos en el ámbito de la cardiología y la sanidad en general en estos momentos. Hablamos de insuficiencia cardíaca cuando el corazón del paciente no es capaz de bombear la cantidad de sangre que el organismo necesita en ese momento, o bien bombear esa cantidad de sangre pero aumentando la presión retrógradamente, entonces al paciente se le empiezan a hinchar las piernas, tener falta de aire, dificultad respiratoria, fatigabilidad…
Es una enfermedad a la que se llega después de múltiples posibles causas del corazón: que haya tenido un infarto, que tenga arritmias graves, que presente problemas valvulares o problemas propios del músculo cardíaco, que presente miocardiopatías… Esto genera que el corazón no sea capaz de hacer la función para la que está diseñado y como consecuencia de eso, aparece esa sensación de fatigabilidad y edemas en las piernas que tienen un especial mal pronóstico.
La gente que tiene el diagnóstico de insuficiencia cardíaca necesita un acompañamiento cercano, una titulación progresiva y una introducción progresiva de la medicación que se sabe que tiene un impacto pronóstico positivo en mejorar su calidad y su cantidad de vida y que son de los más beneficiados en ese seguimiento próximo del personal sanitario.
Hablabas antes de las arritmias, frecuentemente los pacientes se quejan de ese tipo de palpitaciones, arritmias cardíacas, cuando debería un paciente preocuparse ante esos síntomas.
Las arritmias es un campo muy general, desde patología banal, como puede ser extrasístoles. Básicamente todo el mundo tiene extrasístoles, simplemente es un latido anómalo que aparece en la secuencia normal de latidos y que luego se normaliza y no tiene mayor repercusión. Hasta arritmias potencialmente mortales que pueden matar al individuo con una parada cardíaca.
Dentro de este campo, es un motivo muy frecuente de consulta, la gente cuando percibe un latido cardíaco que hasta ahora no lo percibía, se asusta, como es lógico, porque uno ve el corazón como algo vital, y sí que conviene, por lo menos, descartar. Cuando uno tiene ese tipo de palpitaciones, que no sean la primera manifestación de otra cardiopatía hasta entonces silent. Hay gente que la palpitación es la primera manifestación de otra enfermedad más relevante en el corazón y digamos que este síntoma puede servir de alerta para buscar atención médica y descartar este tipo de problemas. Aunque sí es cierto de que cada uno tiene un abordaje un poco diferente.
Por hablar de una arritmia particular por su frecuencia y porque cada vez hay más, sería interesante mencionar la fibrilación auricular. La fibrilación auricular es una arritmia que ocurre en una parte del corazón, que son las aurículas, que se caracteriza porque el corazón en lugar de ir de una forma regular, comienza a ir de una forma completamente arrítmico, a latir de una forma completamente irregular y que, además, tiene una consecuencia y es que esa parte del corazón deja de empujar la sangre, deja de tener capacidad mecánica y como consecuencia de ello, la sangre que se queda estancada dentro de esa zona, no es propulsada, puede coagularse, formar un trombo que luego se puede soltar y tener una embolia, por ejemplo un ictus. Esta es la causa cardiológica más frecuente de tener un ictus cerebral. Esta es la relevancia más importante que tiene esa arritmia y disponemos de metodología diagnóstica y de tratamiento eficaz para prevenir esto. Por lo cual, ante los pacientes que cuando se toman el pulso, sobre todo pacientes que a partir de los 50, 60, 65 años, perciben irregularidades, o que se toman la tensión y la máquina le dice que en el pulso no regula, no estaría demás hacerse un electrocardiograma para descartar que no tengan esta arritmia, porque el tratamiento, de nuevo, cambia el pronóstico y el riesgo que deriva de esta patología.
Comentabas que algunas pueden ser silenciosas, que no se notan, no presentar ni siquiera síntomas hasta que desencadenan en un evento coronario. Entonces, ¿Qué señales pueden estar evitando nuestro cuerpo, enviando nuestro cuerpo previamente, que pasan desapercibidas?
Esto es una cuestión importante en el sentido de que hasta uno de cada dos infartos no habían tenido ningún síntoma anterior. El paciente debuta clínicamente como un infarto, que alguno de ellos implica la muerte inmediata en las primeras horas.
Entonces, ¿Qué síntomas a veces dan que no valorizamos de forma adecuada? Ejemplos. Pues a veces uno tiene una molestia en el epigastrio que lo cataloga como que me ha sentado mal la comida, que dura unos minutos, y realmente no era esa indigestión, sino que era una angina de pecho, porque a veces el corazón duele en la boca del estómago, en la parte superior del abdomen. A veces uno se desmaya un día y valora que eso no tiene importancia, que sería un golpe de calor o semejantes, cuando es a veces la manifestación de otra patología, pero en general hay muchos, muchos pacientes donde el infarto directamente es la primera manifestación de la enfermedad. Entonces aquí digamos que tenemos que romper una lanza, que no vamos a ser muchas veces capaz de diagnosticar antes de tener este problema, tenemos que romper una lanza por la prevención. Es decir, tratar de luchar continuamente por un hábito de vida saludable, por control de los factores de riesgo y si uno tiene cualquiera de estos síntomas que pudieran tener que ver con alguna manifestación inicial de alguna de estas patologías, tendría que buscar una atención médica para tratar de descartar si realmente se correlacionan con algún problema cardíaco o no.
Ahora, un dato de género. En España la tasa de dependencia de la enfermedad coronaria es mayor en hombres que en mujeres, ¿A qué se puede deber esa diferencia?
La arteriosclerosis en general es más precoz, no menos frecuente, es más precoz en hombres que en mujeres. En promedio se estima que unos 10 años antes aparece la enfermedad coronaria, las anginas de pecho, los infartos, en los hombres que en las mujeres, y esto tiene que ver en parte por la protección que las hormonas sexuales femeninas confilen durante la época menstrual, y entre los 50 – 51 años, donde la mujer tiene la menopausia se pierde esta protección. De todas formas, la enfermedad arteriosclerótica es la primera causa de muerte en mujeres.
En las mujeres la causa más general de muerte es la esclerótica a nivel cerebral y a nivel cardíaco, además las mujeres tienden a presentarse más tardíamente que los hombres a buscar atención médica. Digamos que tienden a minusvalorar los síntomas que puedan tener, que están dando alertas de que están teniendo una enfermedad cardíaca y buscan una atención más tardía. Quizá como consecuencia de esto, lo que se sabe es que una vez que la paciente tiene un infarto el pronóstico es peor. Es decir, la mortalidad hospitalaria y posterior es peor que en el varón.
Por lo tanto, es importante en las mujeres, no transmitir la idea de que están protegidas de la enfermedad arteriosclerótica, porque no es así, que deben influir en los hábitos de vidas saludables sin evitar los factores de riesgo, de la misma manera que hacen los varones, y en buscar atención ante estos síntomas que potencialmente son atribuibles a estas patologías, y no infravalorarlos porque en la atención cardiológica, sobre todo los procesos agudos, como es el infarto de miocardio, el tiempo es salud. Si nos retrasamos en buscar atención médica tendremos un peor pronóstico y una peor solución al problema que si buscamos una solución rápida.
En cuanto a estilo y hábitos de vida, el estrés se ve como uno de los factores de riesgo popularmente más relacionados con las afecciones del corazón. Sin embargo, no queda claro cómo puede influir este aspecto en la salud. ¿Puede un ritmo de vida exigente o una situación familiar complicada acabar generando la cardiopatía?
Sí, sin duda, cuando hablamos de factores de riesgo que no podemos modificar. No podemos modificar la edad, no podemos modificar la herencia genética de nuestros padres y nuestros ancestros, pero sí podemos modificar otros que son clave en la aparición de la enfermedad arteriosclerótica. El primero de todos, sin duda es el tabaco. El tabaco es el más potente a la hora de producir infartos, anginas y otros problemas a nivel cardiológico y fuera del corazón. Por lo tanto, el mensaje es claro, 0 tabaco. Hay que parar y debería plantearse la sociedad avanzar en las prohibiciones ligadas al consumo del tabaco.
Otro factor de riesgo muy importante es el colesterol. El colesterol elevado en sangre se van depositando en las paredes arteriales, se las va obstruyendo y debemos tener el colesterol más bajo posible. De hecho no parece que haya un suelo por debajo del cual es peligroso bajar el colesterol. Es decir, que cuanto más lo bajas menos riesgo tienes de eventos arterioscleróticos a nivel coronario, a nivel cerebral, a nivel vascular periférico.
La diabetes, la diabetes bien controlada, tiene menos riesgo que si la diabetes no está dentro de los objetivos de control.
La tensión arterial elevada, es otro de los factores de riesgo claro. Tenemos que tener un control adecuado y disponemos de multitud de herramientas para llegar casi siempre a un control excelente de la tensión arterial.
Después tenemos otros factores que no juegan en esta liga pero que son relevantes. Como lo es el sedentarismo, como es la obesidad, como es el estrés. El estrés no siempre es fácil de definir, no siempre hacer muchas cosas significa estrés, si no que es como la persona vive, lo que hace. Hay gente que se ahoga en un vaso de agua, con muy poquito vive estresada, y hay gente que vive con una cantidad de cosas a nivel familiar, laboral y en su día a día importante sin estrés. Entonces, cómo vive el día a día esta persona, el estrés, tiene relevancia porque cuando uno tiene esa sensación de superación que le condiciona el estrés, lo que se produce son una serie de hormonas que actúan a nivel cardiovascular y actúan aumentando la presión arterial, aumentado la frecuencia cardiaca, aumentando el consumo de oxígeno miocárdico, de tal forma que aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiológica y aumenta el riesgo de que se produzcan eventos agudos dentro de las enfermedades cardiológicas crónicas. Por tanto, el estrés es algo a controlar, no es fácil de controlar porque requiere un abordaje, normalmente, multifactorial y cada persona tiene su sistema de gestión de esto, pero sin duda es un factor cardiológico reconocido y que puede tener influencia en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Una vez que se desarrolla una cardiopatía, ¿Hasta qué punto el paciente cardíaco debe replantear sus hábitos de vida?
Pues lo que acabamos de decir, si el paciente y la población general controla estos hábitos, estos factores de riesgo, retrasa la aparición de enfermedad cardiológica. El paciente que ya ha desarrollado un problema cardiológico, ya ha tenido un infarto, está diagnosticado de insuficiencia cardíaca, arritmias o otros problemas, digamos que es el candidato idóneo para controlar de una forma mucho más estricta todos estos factores de riesgo.
Nosotros somos la mezcla de dos cosas. La herencia genética que tenemos de nuestros padres y los hábitos de vida que desarrollamos en nuestros día a día. Entonces, en este sentido, el intentar no ganar peso, mantenerte dentro de tu hábito de peso con una dieta adecuada, el tener una dieta para no tener el corazón elevado y en caso necesario, tomar las pastillas necesarias para tenerlo dentro de unos límites, tener bien la tensión arterial, la práctica de ejercicio físico de forma habitual, por lo menos, 4 o 5 veces a la semana, de ejercicio físico significativo, todo eso se traduce en beneficio cardiovascular. El que más se tiene que beneficiar es el que tiene más riesgo inicial, y el que tiene más riesgo inicial es el que ya ha sufrido un infarto o un problema cardiológico. Por lo tanto, digamos que todos nos tenemos que implicar en una modificación de nuestro estilo de vida, y realmente el cardiópata, el que ya ha tenido un problema porque tiene más a ganar.
En términos de prevención y de tratamiento, ¿En qué tecnologías o avances médicos te apoyas para ofrecer el servicio aquí en la Clínica RC Celta?
La Clínica RC Celta está abierta a todos, desde el deportista profesional, al que ofertamos los reconocimientos, que ofrecemos a nuestros profesionales de élite dentro del club, como a cualquier paciente que desee hacerse un control, tanto porque ha sido diagnosticado de patologías cardiovasculares, si necesita en seguimiento crónico, como el paciente que desea incorporarse a la práctica deportiva y necesite hacerse un chequeo de salud para comenzar de una forma más segura esta práctica deportiva. No sólo incluimos la cardiología con toda la tecnología que explicamos antes, sino que hay un abanico de especialidades que podemos ofertar dentro de esta clínica para dar la atención más profesional y solvente posible a todas las personas que requieran de una consulta cardiológica en el área de Vigo.