Cada vez le damos más importancia a lo que comemos, pero no a cómo lo comemos. Nos preocupamos de buscar el origen de nuestros alimentos, asegurándonos de que sean nutritivos, sanos y beneficiosos para nuestra salud. Sin embargo, debido a la vida ajetreada que tenemos, dedicamos muy poco tiempo a la hora de comerlos, lo cual puede derivar en problemas de salud. A continuación, hablaremos de los beneficios e inconvenientes de comer lentamente, así como, también os daremos algunos consejos para ayudarte a incorporar este pequeño cambio en tu alimentación.
¿Cuánto tiempo debo dedicarle?
Es fundamental dedicar al menos 20 minutos a cada una de las principales comidas del día. Durante este lapso, nuestro cuerpo puede experimentar la sensación de saciedad a través de cuatro señales clave.
- La primera señal proviene del estómago distendido, es decir, la sensación de que nuestro estómago está lleno o hinchado, señal que se transmite a través del nervio vago y va hasta el hipotálamo.
- En este tiempo, se produce toda la absorción de la glucosa, las grasas y los aminoácidos en el torrente sanguíneo.
- Tras este segundo paso, todas las hormonas como la colecistoquinina, la insulina y el glucagón son liberadas por el intestino delgado y el páncreas, contribuyendo al control del apetito.
- Por último, entran en acción las células grasas, que, a través de la liberación de la leptina y otras substancias, desempeñan un papel fundamental en la “eliminación” del apetito.
Inconvenientes de comer rápido
Comer rápido puede tener serias consecuencias para nuestra salud. A continuación, mencionamos algunos de los factores perjudiciales que destacamos.
- Problemas digestivos: Ingerir una gran cantidad de alimentos en poco tiempo dificulta la correcta digestión, hecho que nos puede provocar malestar estomacal, acidez, gases y otros trastornos digestivos.
- Sobrealimentación: Nuestro cerebro necesita un tiempo para procesar la información de que estamos satisfechos. Cuando comemos rápido tendemos a ingerir muchos más alimentos de los necesarios antes de que se registre esa sensación de saciedad en nuestra mente.
- Aumento de peso: Este punto está muy relacionado con el punto anterior, es necesario que nuestra mente sea consciente de que estamos satisfechos. En el caso contrario es muy probable que sigamos ingiriendo más calorías de las que realmente necesitamos.
- Menor disfrute de la comida: Cada alimento tiene un sabor y una textura diferente y cada una aporta nuevas experiencias y disfrute. Al ingerir rápidamente los alimentos esta parte queda delegada a un segundo plano.
- Mayor riesgo de problemas de salud: Comer rápido favorece el desarrollo de ciertos problemas de salud, como por ejemplo la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y síndrome metabólico.
Ventajas de comer lento.
Comer de una forma más pausada y aportar el tiempo que realmente nuestro cuerpo necesita a la hora de comer tiene múltiples beneficios, a continuación, mencionamos tan solo algunos de ellos.
- Mejora de la digestión: Masticar lentamente y tomarnos el tiempo necesario para saborear los alimentos facilita nuestro proceso de digestión. De esta forma existe una mejor descomposición de los alimentos favoreciendo una absorción mucho más eficiente de todos los nutrientes.
- Mayor saciedad: Al comer despacio, permitimos que nuestro cuerpo sea más consciente de los nutrientes que está recibiendo. Como respuesta, nos brinda la sensación de saciedad antes de que ingiramos más alimentos de los que realmente necesitamos.
- Disminución de gases en nuestro cuerpo: Al masticar más despacio y tomarnos el tiempo necesario para comer, ingerimos menos aire, disminuyendo así la cantidad de gases en el estómago y el intestino. Esto puede ayudar a prevenir la sensación de hinchazón y la incomodidad asociada con los gases intestinales.
- Reduce el estrés: Comer despacio nos aporta una mayor calma y con ello una reducción del estrés diario.
- Menor riesgo de atragantamiento: Cuando nos tomamos el tiempo necesario para comer, masticamos mejor los alimentos y aportamos una mayor calma en todo este proceso. Esto facilita la deglución y reduce el riesgo de obstrucciones en la garganta al minimizar el tamaño de los alimentos que pasan por ella.
Consejos para comer más lento
Cuando estamos acostumbrados a comer rápido, es difícil cambiar la dinámica, pero hay ciertos trucos que nos pueden ser de ayuda.
- Crea pausas mientras comes: Asegúrate de incorporar pausas conscientes mientras comes, tómate un momento para saborear bien los alimentos que tienes frente a ti. Además, también puedes tomarte un tiempo al inicio de cada comida para inhalar su aroma, y luego de tomar un pequeño bocado, regálate unos segundos para saborearlo. Si detectas que finalmente estás comiendo de forma mecánica, sin realmente disfrutar de la experiencia, incorpora una nueva pausa.
- Deja los cubiertos sobre la mesa. Cada vez que lleves un nuevo trozo de comida a la boca, deja los cubiertos reposando sobre la mesa, de esta forma evitarás volver a tomarlos antes de que acabase de masticar y saborearlo todo por completo.
- Utiliza la mano no dominante: Todos tenemos una mano dominante, con la cual somos más ágiles y rápidos, utiliza tu mano no dominante durante una semana para llevar la comida a la boca.
- Bebe despacio: Bebe en pequeños sorbos y siempre cuando tengas la boca completamente vacía y haya desaparecido en su totalidad el gusto de la comida.
Acompañamiento médico
Realizar cambios en nuestra forma de comer siempre va a suponer un esfuerzo y en muchas ocasiones no nos resulta una tarea fácil, por ello, siempre es aconsejable contar con el acompañamiento médico necesario.
En la clínica RC Celta contamos con un equipo de nutrición que puede ayudarte y acompañarte en tu proceso de adaptación. Pide cita a través de la página web clinica.rccelta.es/cita-previa/, mediante el correo electrónico info@clinicarccelta.es o en nuestro teléfono 886 160 955.