Los profesionales médicos suelen recurrir a las infiltraciones cuando el dolor articular no mejora con medicación. La sustancia empleada depende de la zona afectada y de la patología.
¿Qué son las infiltraciones?
Las infiltraciones son un procedimiento médico que consiste en administrar medicamentos directamente en la zona afectada como: articulaciones, músculos, tendones o ligamentos. Su principal objetivo es reducir el dolor y la inflamación en el lugar sintomático, permitiendo una recuperación más rápida.
Se trata de un procedimiento rápido y ambulatorio, sin hospitalización.
¿Cuándo es necesario realizar infiltraciones?
La infiltración se recomienda en los casos donde las enfermedades no responden al tratamiento farmacológico y no se quiere recurrir a alternativas más invasivas, como la cirugía. Algunos de sus casos más comunes son:
- Enfermedades articulares: problemas como la artrosis o la artritis suelen causar dolor y pueden limitar la movilidad. Las infiltraciones ayudan a aliviar estos dolores y a mejorar la movilidad articular.
- Lesiones deportivas: tendinitis o bursitis son de las más comunes. Con las infiltraciones se consigue aparte de reducir el dolor, que la recuperación sea más rápida.
- Síndrome del túnel carpiano: las infiltraciones pueden aliviar los síntomas de esta condición al principio, y evitar (en algunos casos) la necesidad de cirugía.
¿Qué medicamentos se infiltran?
Esto depende del diagnóstico y de las necesidades de cada paciente, pero los más habituales suelen ser:
- Corticoides: son unos potentes antiinflamatorios que ayudan a reducir el dolor y la inflamación con rapidez.
- Ácido hialurónico: su principal uso es en los casos de artrosis, ya que lubrica las articulaciones y permite su movilidad.
En algunos casos, también se puede infiltrar plasma rico en plaquetas, una técnica que usa los propios componentes de la sangre para la regeneración de los tejidos dañados.
¿Qué beneficios tienen las infiltraciones?
Las infiltraciones nos ofrecen muchos beneficios. Por una parte, alivian el dolor de forma rápida, ayudando a los pacientes a recuperar la movilidad y a realizar sus actividades diarias con más facilidad. Además, pueden retrasar o evitar procedimientos más invasivos como puede ser una cirugía. Son una buena alternativa para quienes no pueden tomar ciertos medicamentos por vía oral debido a contraindicaciones o efectos secundarios.
Otro punto a favor es que son cómodas y seguras. Se realizan en consulta, de forma ambulatoria, y el procedimiento es mínimamente invasivo.
Eso sí, cada paciente y cada caso son únicos. Por eso, el médico evaluará con cuidado si las infiltraciones son la mejor opción, teniendo en cuenta el historial médico, los tratamientos actuales y las posibles contraindicaciones.
¿Cómo se realizan?
Las infiltraciones son un proceso de lo más rápido y sencillo.
- Primero, se prepara la zona a infiltrar limpiándola y desinfectándola, para evitar infecciones.
- Después, con una aguja fina, se administra el medicamento en el área afectada. En algunos casos se puede recurrir a la ecografía, para que el pinchazo sea más preciso.
- Por último, una vez realizada la infiltración, se vuelve a limpiar la zona y se le dan al paciente las recomendaciones necesarias según el tipo de infiltración para evitar cualquier complicación (aunque esto último suele ser muy raro).
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