Entrevistamos a Ana Gómez Soua, corredora de las Abbott World Marathon Majors. Ana es una corredora popular gallega que empezó a participar en maratones en 2014 y no se ha detenido desde entonces.
Las Abbott World Marathon Majors son una serie de seis maratones que son las más prestigiosas y conocidas a nivel mundial, están conformadas por:
- Maratón de Tokio
- Maratón de Boston
- Maratón de Londres
- Maratón de Berlín
- Maratón de Chicago
- Maratón de Nueva York
Completar las seis maratones se considera un logro importante en el mundo del atletismo y otorga a los corredores el prestigioso “Six Star Finisher Medal”, medalla que Ana Gómez posee.
Cuéntanos un poco sobre ti, ¿Quién es Ana Gómez Sousa? ¿Cómo te introdujiste en el mundo del deporte y qué te motivó a seguir este camino?
Me llamo Ana Gómez, tengo 50 años, nací en Porriño, me licencié en Historia y trabajo en el Ayuntamiento de Porriño. Y soy aficionada al deporte desde que era niña. El primer deporte que practiqué en serio fue el baloncesto, aunque lo mío era el fútbol, pero en aquel entonces era un imposible; no existía el fútbol femenino como hoy lo concebimos, así que me apunté al baloncesto en mi pueblo.
¿Cómo recuerdas tu primera maratón? ¿Cómo fue y cómo surgió?
La primera maratón fue Berlín, en el año 2016. Yo empecé a correr en el año 2014, a través de una amiga de baloncesto precisamente, que me dijo por qué no venía a correr la carrera contra el cáncer aquí en Vigo. Me gustó mucho el ambiente y, a partir de ahí, empecé a correr ya de una forma más seria. Con ella pues nos inscribimos en el sorteo del Maratón de Berlín, ya que como no teníamos ninguna marca previa, no puedes entrar salvo… Y entré y, a partir de ahí, fue cuando dije: “Pues esto me gusta y quiero seguir con ello y seguir corriendo maratones.”
¿Cuál dirías que es para ti la maratón más especial en la que has participado?
Para mí, es Boston por su historia. Boston tiene 127 años de antigüedad, se corrió todos los años excepto en el 2020 por el tema del COVID y, es especial cómo lo vive la ciudad, cómo se vuelcan con los corredores. Y bueno, para mí es el sitio donde me gustaría poder volver a correr.
La Abbott World Marathon Majors reúne las seis maratones más importantes del planeta. ¿En qué momento te planteaste el objetivo de completarlas todas?
Pues después de Berlín. Al haber hecho Berlín, ya es como: “Bueno, venga, ya tienes la primera, ahora ya hay que ir a por las otras cinco.” En el momento que consigues la primera, pues te viene esa sensación de: “Bueno, pues si he podido hacer esta, también puedo conseguir las demás.” Entonces, a partir de ahí, ya fue tratar de ir año a año completando el ciclo, salvo otra vez ese 2020 en el que se nos paró a todos.
¿Cómo viviste el llegar a la meta en la última carrera de Tokio?
Pues la verdad es que yo creo que es la carrera en la que más me emocioné, porque, por eso, porque es como: “Por fin, ¿no? Por fin, aquí estoy, lo conseguí, todo salió bien.” Más o menos he ido consiguiendo completar, a pesar de algún momento de lesiones, de parones. Entonces iba como tranquila, pensando: “Céntrate, este es tu objetivo, lo vas a conseguir.” Y claro, tratando también de percibir todo el entorno, de disfrutar: “Venga, estás aquí, lo vas a conseguir.”
Correr maratones implica un gran desgaste físico y mental, ¿cómo manejas ese estrés y fatiga antes y durante las carreras más exigentes?
La verdad es que ahí es importante, por un lado, la preparación física, evidentemente, estar bien preparado para aguantar esas distancias de 42 kilómetros. Y en el plano mental también es importante pues, tener esos pequeños mantras o ir dividiendo la carrera en pequeños sectores; no pensar: “uy, voy en el kilómetro uno, me quedan cuarenta y uno”, sino tratar de pensar: “bueno, pues en el kilómetro cinco hay un avituallamiento, en el kilómetro diez me voy a tomar una suplementación de geles”. Ir un poco estructurando la carrera de forma que no se te haga un: “ay Dios, todo lo que me queda”, sino más bien, cuando cruzas el veintiuno, decir: “venga, que ya hiciste la media, sólo queda la otra media.” Tratar de, un poco de prepararte mentalmente para saber lo que estás afrontando.
¿Cómo es tu rutina de entrenamiento para preparar estas maratones? ¿Se intensifica previamente?
Yo tengo dos entrenadores que me llevan, bueno son pareja, Pablo Villalobos y Amaya Sanfabio. Pablo es atleta profesional y, a través de una aplicación, son ellos los que me marcan las pautas a seguir. Yo les digo cuáles son los objetivos para la temporada y ellos me van marcando. Para una maratón, lo normal es entrenar cuatro días a la semana, intensificar hacia la mitad de la preparación a cinco días, y ya el mes anterior pues ir bajando un poco la cantidad de entrenamientos a lo mejor pues a tres; es lo que se llama tapering, para no llegar sobrecargada al día de la competición.
¿Hay algún aspecto en particular en los entrenamientos que consideres crucial para lograr el éxito?
La constancia, el ser capaz de seguir, aunque tengas un mal día. Hay una frase que Amaya siempre me dice que es: “mejor hecho que perfecto”. Cuando a veces le digo: “es que no hice el ritmo que tenía que hacer, es que no me salió”, y me quedo con eso, mejor hecho que perfecto.
En el camino, seguramente te habrás enfrentado a varios obstáculos, incluyendo diferentes molestias o lesiones que te habrán impedido avanzar tan rápido como querías. De todos estos contratiempos, ¿cuál ha sido el que más te ha marcado? ¿Alguna vez llegaste a pensar en abandonar?
Nunca pensé en abandonar, aunque sí que es verdad que en el año 2018, cuando estaba preparando Boston precisamente, tuve una lesión de rodilla que en principio pensaban que podía ser una rotura de menisco. Entonces ahí sí que hubo un momento que, hasta que no me hicieron la resonancia y no se vio que no era rotura, estando en el mes de febrero y siendo el maratón en abril, ahí sí que hubo un momento que pensé: “si es rotura pues no voy a poder llegar.” Afortunadamente pues no lo era, no estaba roto, era síndrome de la cintilla iliotibial, este tipo de cosas que, con descanso… Y ahí sí que hubo un momento que sí, sí dudé. Si hubiera sido una rotura pues, evidentemente, no hubiera podido llegar a tiempo al maratón.
¿Sufriste alguna lesión que te hiciera pensar en cambiar de objetivo?
Precisamente, en Boston, yo sé que fui con no la preparación adecuada para una maratón. ¿Qué pasa? Ya había corrido dos con anterioridad, sabía que podía hacerlo y es Boston con lo que implica a nivel económico también, claro. Al final ya tienes unos billetes de avión, un hotel. Probablemente si hubiera sido un sitio más cercano, pues Madrid, Barcelona, no lo hubiera hecho. Pero siendo el sitio que era pues decidí intentarlo.
Has contado con la atención de los profesionales de la Clínica RC Celta. ¿Cómo has sentido este acompañamiento?
La verdad es que lo agradezco mucho y se aprecia el hecho de que, lo que hablábamos, esta lesión de 2018. Me encontré con un traumatólogo y, tengo que decirlo así, bastante desagradable, la verdad. Lo primero que me dijo era que odiaba la medicina deportiva, cuando le dije que corría maratones me hizo sentir como: “bueno mira pues no corras y así ya no te…”. Entonces, el contar con gente que no sólo tiene la especialidad de medicina deportiva, sino que, además, entiende lo que es el deporte y hacer deporte y lo que significa, aunque seamos aficionados, para nosotros, se agradece un montón. Es el factor profesional y el factor humano.
Siendo deportista y con las exigencias que conlleva serlo, ¿con qué frecuencia te realizas chequeos médicos? ¿Se intensifican estos con la llegada de un maratón?
Analíticas me hago cada seis meses. Normalmente suelo hacer dos maratones por año, primavera y otoño. Entonces suelo, en esas épocas, pues hacer una analítica para ver que todo va bien y, cada dos años, hacer una prueba de esfuerzo, para ver que el corazón y demás… De hecho, la última me la hice aquí, con el Doctor Díaz y eso, para ver que realmente el organismo puede soportar aún ese tipo de actividades.
Entendemos que no te vas a detener aquí. ¿Ya tienes pensado tu próximo reto?
Pues sí, a corto plazo estoy haciendo los Super Halfs, que cogieron la misma idea de los Majors, solo que a nivel de medias maratones en Europa. Completé Valencia, Copenhague y Praga, y me faltan Cardiff, que lo haré en octubre, y Lisboa, en marzo del año que viene. Y, luego a largo plazo, es verdad que, de Japón, de Tokio, me traje una pequeña figurita que allí es muy típica, que se llama Daruma y que es un símbolo de los buenos propósitos. Entonces, dice la leyenda, que tiene las pupilas blancas. Dice la leyenda que cuando tienes un propósito tienes que pintar una de las pupilas y si lo consigues tienes que pintar la otra como agradecimiento. Así que ya pinté mi pupila y el propósito es correr en los cinco continentes, me quedan África y Oceanía. Así que, a por ello.
Basándote en tu experiencia, ¿qué consejo le darías a alguien que esté considerando correr estas maratones?
Que se pueden hacer. A la maratón no hay que tenerle miedo, pero sí respeto. No perderle el respeto, pero si entrenas y eres constante, lo puedes hacer. Además lo que tienen de especial los Majors, si lo son, es porque cumplen con unos estándares de calidad que sabes que te van a dar la mejor organización, un gran ambiente y que puedes tener la suerte de correr con corredores de élite y, a veces, la suerte incluso de verlos. Yo puedo decir que en 2019 y en Londres en 2023, nos cruzamos con Eliud Kipchoge, que a fin de cuentas es cómo: “¡guau!” Por el tipo de recorrido, de repente ellos vienen, ya por el kilómetro treinta, tú estás en el kilómetro quince, pero tienes la suerte de poder estar con atletas de élite, siendo tú una corredora popular.
Como alguien que ha experimentado personalmente la atención médica en la Clínica RC Celta durante esta trayectoria, ¿recomendarías la clínica a otros atletas y personas que buscan cuidar su salud y mejorar su rendimiento deportivo?
Sí, lo dicho, lo recomendaría a cualquiera, pero más si haces deporte, por el tema profesional de que saben en qué están trabajando, saben lo que son las lesiones deportivas y en el tema personal. Yo no puedo tener más que agradecimiento y aprecio por el Doctor Piñeiro, mi traumatólogo, por Candela, mi fisio, que me tratan de maravilla, y por Vanessa, que está ahí fuera, haciendo que todo fluya. Entonces sí, desde luego que lo recomendaría y que encantada de haber dado con este sitio.