El verano es sinónimo de vacaciones, juegos, playa, piscina y mucho tiempo al aire libre. Es una de las épocas del año que los pequeños de casa esperan con más ilusión. Pero también es una época en la que debemos prestar especial atención a su salud.
Las altas temperaturas, la exposición al sol, los cambios de rutina y el aumento de actividades físicas pueden exponer a los niños a ciertos riesgos que, si no se previenen, pueden arruinar el verano.
Como madres, padres, o profesionales de la salud, nuestro objetivo debe ser el mismo: disfrutar del verano cuidando la salud y el bienestar de los más peques. Por eso hoy queremos compartir algunos consejos para poder hacerlo.
Hidratación constante (aunque no lo pidan)
Los niños tienen un sistema de regulación térmica menos eficiente que el de los adultos, lo que los hace más vulnerables a la deshidratación. Muchas veces están tan concentrados jugando que no piden agua hasta que ya tienen muchísima sed, y eso es señal de que ya están algo deshidratados.
Por eso, debemos ofrecerles líquidos de forma frecuente, aunque no los pidan. Agua, fruta con alto contenido en agua (sandía, melón, naranja…) son buenas opciones. Evitaremos los refrescos azucarados y las bebidas con cafeína.
Protección solar incluso con nubes
El sol en su justa medida es beneficioso, pero también es dañino especialmente para la piel de los niños, que es más sensible que la de los adultos. Las quemaduras solares en la infancia aumentan el riesgo de problemas de piel en la edad adulta, así que la protección solar no es negociable.
Debemos aplicarles protector solar con factor de protección alto (mínimo SPF 30 o 50), resistente al agua, y repetir la aplicación cada 2 horas o después de cada baño. También es importante que jueguen a la sombra en las horas de más calor (de 12:00 a 17:00) y que lleven gorra, gafas de sol homologadas y ropa ligera.
Alimentación fresca, ligera y nutritiva
En verano, el apetito de los peques puede cambiar: el calor reduce las ganas de comer platos pesados. Lo ideal es ofrecerles opciones frescas, coloridas y fáciles de digerir. Eso sí, sin perder de vista el equilibrio nutricional.
Podemos preparar ensaladas con pasta o arroz, frutas de temporada, yogures, batidos naturales o helados caseros de frutas. Debemos evitar darles snacks ultraprocesados, fritos o chuches que no aportan nutrientes y sí un exceso de azúcar, grasa o sal.
Una buena alimentación en verano les ayudará a mantener la energía, prevenir bajadas de tensión o golpes de calor y reforzar sus defensas.
Cuidados especiales en la piscina y en la playa
Las piscinas y las playas son escenarios perfectos para que los niños se lo pasen en grande… y también para ciertos accidentes si no prestamos atención:
- Nunca debemos dejarlos solos cerca del agua. Aunque sepan nadar, deben estar supervisados por un adulto.
- Es importante enseñarles normas de seguridad: no correr alrededor de la piscina, no tirarse de cabeza en zonas poco profundas, no empujar a otros niños…
- Tras salir de la piscina, es recomendable ducharlos con agua dulce para evitar irritaciones en la piel por el cloro.
Evitar los golpes de calor
Los golpes de calor en niños pueden llegar sin previo aviso y tener consecuencias graves. Pero los podemos prevenir:
- Evitar la exposición prolongada al sol.
- Vestirlos con ropa ligera, clara y transpirable.
- Limitar la actividad física en las horas de más calor.
- Ofrecerles descansos a la sombra.
- Observar señales de alerta como mareos, somnolencia, piel muy roja o caliente, dolor de cabeza o vómitos.
Si notamos alguno de estos síntomas, es importante actuar rápido: llevarlos a un lugar fresco, ofrecer agua, aplicar paños húmedos y consultar con un profesional si no mejoran.
Mantener rutinas de descanso
El verano rompe con los horarios escolares, y está bien relajarse un poco. Pero no podemos olvidar que los niños siguen necesitando cierta rutina: comidas regulares, suficiente descanso y momentos de calma con tantas actividades.
Si nos pasamos con las noches largas, las comidas irregulares o el exceso de pantallas, lo notaremos en su estado de ánimo, en su energía e incluso en su salud digestiva. Además, la vuelta al cole se hará cuesta arriba.
Podemos mantener horarios razonables para las comidas y para la hora de dormir, alternando planes activos con momentos de descanso o de lectura, así encontrarán un buen equilibrio.
Atención a picaduras y alergias
En esta época aumentan las picaduras de insectos y el contacto con agentes alergénicos. Si nuestros peques son alérgicos, debemos estar especialmente atentos, llevar su medicación (si es necesario) y evitar exposiciones prolongadas en zonas de riesgo (como áreas con mucha vegetación o ambientes con polvo).
Para las picaduras, podemos usar repelentes aptos para niños, vestirlos con ropa ligera que cubra brazos y piernas al anochecer y tener a mano una crema calmante o un antihistamínico tópico, si lo indica el pediatra.
Acompañamiento médico
El verano puede ser una época maravillosa para compartir en familia, crear recuerdos y que los más pequeños disfruten de las actividades al aire libre. Pero todo eso es mucho más bonito cuando se hace con prevención y sentido común.
Hidratación, protección solar, buena alimentación, descanso y supervisión activa son los aspectos más importantes para que la diversión no esté reñida con la salud, y si existe un problema acude siempre a un profesional.
En la Clínica RC Celta, contamos con un equipo de profesionales. Puedes solicitar una cita a través de nuestra página web clinica.rccelta.es/cita-previa/, enviar un correo electrónico a info@clinicarccelta.es, o llamarnos al 886 160 955.