La lesión de menisco es una de las lesiones más comunes de la rodilla y suele ocurrir con mayor frecuencia en personas que practican deportes que implican movimientos de torsión o cambios bruscos de dirección, como pueden ser el fútbol o el baloncesto. Sin embargo, nadie está libre de sufrir una lesión de menisco. Existen situaciones de riesgo que comprometen la salud de esta estructura, como por ejemplo levantar objetos pesados desde la posición de flexión de rodillas de una manera inadecuada o sufrir un movimiento forzado de la articulación.
Además de resultar dolorosa, esta lesión dificulta el movimiento normal del día a día. Su sintomatología incluye dolor, signos inflamatorios, sensación de bloqueo o inestabilidad en la rodilla y dificultad para caminar o realizar movimientos de rotación de la articulación. Cuando un paciente empieza a notar esos síntomas, uno de sus mayores miedos es tener que someterse a una intervención quirúrgica. ¿Es siempre necesario operarse de una lesión de menisco? En este post te damos las claves.
Tipos de lesiones de menisco
Antes de hablar sobre los tipos de lesiones de menisco, o meniscopatías, es importante aclarar que hay dos en cada rodilla: el menisco interno o el menisco externo.
- El menisco interno mide aproximadamente 3,5 cm de longitud y tiene forma de media luna. Se encuentra en el compartimento medial de la articulación.
- El menisco externo en cambio, es más cerrado, aproximándose a la forma de “O”. Tiene más movilidad que el interno y está ubicado en el compartimento lateral de la rodilla.
Ambas estructuras fibrocartilaginosas están compuestas en su mayoría por 72%, colágeno, proteoglicanos y elastina. Sus funciones son amortiguar el impacto, y participa en la estabilidad de la rodilla.
En cuanto a los tipos de lesiones de menisco que existen, podemos dividirlas en las siguientes categorías:
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- Lesiones por desgaste: estas se producen por el uso excesivo o el envejecimiento, y pueden causar desgarros o deshilachado en el menisco.
- Lesiones por movimiento anormal: ocurren cuando el menisco se dobla o se torsiona de una manera que no es normal, como cuando se hace un movimiento brusco o se cambia de dirección rápidamente.
- Lesiones por enfermedad: algunas enfermedades, como la artritis, pueden dañar el cartílago del menisco y causar lesiones.
Ahora que conoces la diferencia entre los dos meniscos y las principales causas de sus lesiones, seguro que se te ocurre la siguiente pregunta: ¿Cuál de ellos se lesiona más fácilmente? El menisco interno suele ser el más afectado por los movimientos repetitivos, y por eso es más habitual que se lesione. El menisco externo, por su parte, suele estar afectado por lesiones producidas en las actividades deportivas, como ocurre en el fútbol, debido a que es el ubicado más superficialmente.
Cómo recuperarse de una lesión de menisco
El tratamiento para la reparación del menisco tras una lesión, ya sea del menisco interno como el lateral o externo, dependerá de la gravedad del daño y de los síntomas asociados. En principio, es habitual que incluya un periodo de descanso y elevación de la rodilla, aliviando el dolor y la inflamación a través de medicamentos, realizando un vendaje compresivo y aplicando frío en la zona.
A través de una evaluación médica que puede incluir una resonancia magnética, el especialista valorará si existe lesión de esta estructura, y si es necesaria la operación. Si te preguntas si siempre es necesario pasar por quirófano después de una rotura, la respuesta no es simple.
En ocasiones, si la sintomatología lo permite y la evolución es favorable, no es necesario llevar a cabo la extirpación de menisco (meniscectomía), ni una reparación de menisco (sutura meniscal). Eso sí, el criterio médico será indispensable para la toma de esa decisión, y se tomará teniendo en cuenta la situación específica del paciente incluyendo sus síntomas, grado de limitación y expectativas de actividad.
¿Cuándo no es necesaria la cirugía de menisco?
Como comentábamos antes, no es fácil decir, en rasgos generales, cuándo una lesión de menisco no requiere una cirugía, ya que dependerá de varios factores. Los criterios que tendrá en cuenta el profesional médico para descartar la cirugía incluyen los siguientes:
- Si la lesión resulta ser asintomática. Es decir, si la molestia se reduce y no afecta a la actividad diaria del paciente.
- Si no presenta bloqueo articular ni derrame.
- Si es una lesión con capacidad para cicatrización.
- Si la lesión es longitudinal, menor de 1 cm de longitud y es estable.
- Si la lesión es radial y tiene menos de 5 mm.
Fisioterapia para la lesión de menisco
Como ves, no siempre es necesario acudir a la labor de un cirujano para el tratamiento de una lesión de este tipo. En el caso de que se requiera un tratamiento conservador, la fisioterapia es un componente importante para el control del dolor y la inflamación, así como para la mejora de la movilidad y fuerza de la musculatura periférica de la rodilla.
No existe un tratamiento único para este tipo de lesión. El fisioterapeuta diseñará un programa específico para la rehabilitación valorando las necesidades de cada paciente, coordinando sus sesiones de fisioterapia con ejercicios en el hogar. Algunas de las estrategias que se seguirán en ese caso serán las siguientes:
- Técnicas de terapia manual para aliviar el dolor.
- Drenaje linfático manual para evacuar el líquido inflamatorio.
- Ejercicios de equilibrio y coordinación para el músculo estabilizador de la rodilla.
- Ejercicios propioceptivos para reforzar la rodilla.
- Terapia de electro analgesia para paliar el dolor y la inflamación.
- Ejercicios para la potenciación del cuádriceps.
Con un abordaje conservador potenciado por la fisioterapia, se deberían ver signos de recuperación en semanas si bien es difícil establecer un periodo de tiempo en el que notar esa mejoría. En el caso de que no se vean mejoras, los profesionales valorarán el abordaje quirúrgico.
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